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Multitud y filas tras un libro

Por:  José Eduardo Mora

Si a menudo en San José las presentaciones de libros reúnen apenas a diez o quince personas, la del Café de las Cuatro, que aunó el pasado lunes a más de cien lectores, puede considerarse como una situación insólita y esperanzadora.

El propio autor de la obra, Carlos Morales,  lo agradeció ante su público indicando que era un lindo y casi increíble momento para pensar que todo el universo del libro se rescataba un poquito con ese interés de los presentes por conocer su nuevo texto.

El acto se verificó en el Instituto Cultural de México, con la participación del periodista Manuel Emilio Morales como moderador, el escritor Carlos Cortés como expositor y el propio Carlos Morales, “dueño del café”, como comentarista.

Con la sala repleta y algunas personas de pie, el poeta y novelista Cortés, autor de “Cruz de Olvido”, leyó un enjundioso ensayo sobre la entrevista como género literario  y dijo que “posiblemente en esos cafés, convocados por Morales, se concentró el mejor centro de discusión sobre la literatura y las bellas artes de los años ochenta”. Agregó que el arte del autor consistió en provocar el diálogo y desaparecer él mismo para que se aprovechara al máximo la sabiduría de los ilustres contertulios (Cortázar, Rulfo, Vargas Llosa, Sábato): casi todos los grandes narradores del boom, con la excepción de García Márquez. Sugirió que Morales explicara, allí, el por qué de esa ausencia, pero el autor no le complació la propuesta y el público se quedó con la duda.

Antes del ovacionado discurso de Carlos Cortés, se proyectaron imágenes de uno de los cafés con Fabián

Dobles, Joaquín Gutiérrez, Isaac F. Azofeifa y Joaquín Gutiérrez, las cuales también el público recibió con aplausos.

Para cerrar, habló Carlos Morales, quien hizo un recorrido de sus experiencias con los creadores presentes en la obra; relató vivencias con Rulfo, Sábato, Cristián Rodríguez, Marín Cañas, Carlos Catania y dijo que ese libro era un trabajo muy colectivo y el más ajeno de los suyos, pues gran cantidad de personas contribuyeron a ejecutarlo. En ese sentido procedió a leer las dedicatorias de esta nueva edición y entregó sendos ejemplares, como homenaje, al embajador  Sebastián Vaquerano, Braulio Barquero y María Quirós, su esposa, colaboradores de la nueva edición.

La presencia del artista John Odio, con su saxofón, cerró la ceremonia, al tiempo que una larga fila de asistentes solicitaba el autógrafo de Morales y compartía un refrigerio.

La nutrida asistencia tenía una buena representación de la intelectualidad local, docentes universitarios, escritores, poetas, empresarios, periodistas. Pudimos reconocer a los ex ministros Juan Diego Castro y Arnoldo Mora, al magistrado constitucional Fernando Cruz, a los escritores Myriam Bustos, Juan Ramón Rojas, Santiago Porras, a los periodistas Gaetano Pandolfo, Marco Aurelio Salazar, Esteban Gil, Lorna Chacón y otros.

La Editorial de la UNED, editora del libro, estuvo representada por su ejecutivo Gustavo Solórzano y puso el libro a la venta a un precio especial. También la Editorial Prisma se hizo presente con sus obras y la noche cerró en un cálido convite que, según Carlos Morales, “era como un homenaje al libro, a la desfalleciente galaxia Gütenberg, y un pequeño desprecio al gran engaño globalizado que ha sustituido al escritor, al pensador, por una Lady Caca (sic) ataviada de bistecs de lomito”.

Por la gran cantidad de asistentes y por la fila que se armó al final tras el autógrafo de Morales Castro, aquello parecía un lanzamiento librero bastante insólito.

(Las fotos fueron realizadas por Carlos Morales Quirós).

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