DESDE LA CANCHA
(SAN JOSÉ, 11 DE ABRIL, 2014). Han pasado 15 días y recuerdo que dejé al equipo en el segundo lugar y con más puntos acumulados en la tabla general, además de ser el equipo más goleador de los últimos tres torneos y con la gran posibilidad de obtener el primer lugar en el siguiente juego, ya que éramos casa y manteníamos un invicto de 29 partidos y jugábamos ante un club que no pasaba por el mejor momento, pues tenía 12 partidos sin ganar.
El jueves 27 de marzo por la noche estaba en una celebración con familiares y algunos amigos con motivo de mi cumpleaños, cuando recibí una llamada del gerente del club, diciéndome que los directivos necesitaban conversar conmigo a las 9:30 a.m. del día siguiente. No pregunté nada, solo di las gracias.
Llegué a la reunión y me dijeron que era para comunicarme que a partir de ese momento no era más el director técnico del Club Sport Herediano. No pedí ninguna explicación, ya que entendí que como dueños y administradores actuales del club tenían el derecho de tomar ese tipo de decisiones y que no están obligados a dar explicación alguna.
Además de entender que cuando por alguna razón ya no quieren que uno esté en un lugar no se debe estar ahí.
La reunión fue muy rápida y cordial. Incluso los dirigentes tuvieron la amabilidad de regalarme unos días de vacaciones en un lujoso hotel de playa.
Me sorprendió la noticia pero salí en paz y agradecido.
Agradecido con la dirigencia herediana incluyendo al señor Walter Cortés, quien no estuvo presente en esa reunión, pero quien fue uno de los gestores de mi llegada, apoyados por don Orlando Moreira y don Aquil Alí.
Agradecido porque me dieron la oportunidad de trabajar en esa histórica institución, la misma de grandes dirigentes, donde destaca don Eladio Rosabal Cordero.
Agradecido con el Herediano y su afición porque me permitieron realizar un sueño, el de ser Campeón Nacional y el de lograr que el equipo no solo ganara sino que diera espectáculo y alegría a los miles de aficionados que en cada jornada llenaban las gradas del estadio.
Salgo agradecido con tantas y tantas personas que a diario me dan muestras de afecto por nuestro trabajo realizado en el “Team”.
Cuando me subí a mi vehículo, tras mi despido del Herediano, recordé una frase de Santa Teresa de Jesús “Que nada te turbe, que nada te espante. Todo pasa. A quien Dios tiene, nada le falta”.
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