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Los «antisubversivos»

 

CIUDAD Y CAMPO

José Eduardo Mora


 (19 de febrero de 2013). Se le vino una andanada de críticas al Ministro de Educación, Leonardo Garnier, por afirmar hace unos días que pretendía una “educación subversiva”.

De inmediato se alzaron las voces hasta el cielo para llamarle la atención, ya no por su melena de hippie trasnochado, sino por sus palabras, porque la educación ha de estar en los cánones que tanto le han hecho daño a esta país, que poco a poco sustituye la imaginación por la corrupción y, en el acto, se va al despeñadero de manera silenciosa, mientras los conservadores del pensamiento llaman al convencionalismo.

“Quiero una educación subrversiva y una educación que capacite para la vida cotidiana”, expresó el Ministro en la apertura del Colegio de Palmichal de Acosta, el 6 de febrero de este año, y en los tiempos que corren, en los que la vida pasa en Internet y el ámbito virtual, parece lo más lógico que se busquen alternativas para invocar a la creación, y abandonar de una vez y para siempre esa idea de la educación tradicional, que aplasta las iniciativas y que prepara futuros robots que se extravían con extrema facilidad cuando salen al mundo real.

En una conferencia en el TED, en 2006, en California, Sir Ken Robinson, exministro de Educación de Inglaterra, explicó cómo la educación tradicional mata la creatividad. La conferencia ha sido descargada más de 11 millones de veces (conferencia de Ken Robinson) y en ella Robinson detalla cómo la educación aplasta el talento por responder a una idea de la era industrial.

Lo que dice la educación covencional es que necesitamos maquinitas para que respondan a las necesidades de una era (la industrial) que ya ha quedado atrás, pero los “antisubversivos” aún no se han dado cuenta, y apelan a una educación sin creatividad, sin imaginación y apegada a preceptos harto superados.

De modo que cuando Garnier llama a una educación subversiva no ha hecho otra cosa que invocar a Pepe Figueres, quien muchos años antes ya se quejaba de que “para qué tractores sin violines”, una frase que los “antisubversivos” pasaron de largo.

 

* Esta columna es escrita a diario y puede leerse en nuestro sitio web: www.eljornalcr.com

 

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