(VIERNES 15 DE JULIO, 2022-EL JORNAL). Cuando pensábamos que el Realismo Mágico era una corriente camino al olvido y en decadencia, Agustín Lleida y compañía en la Liga lo revivieron de una forma tan extraordinaria, que Gabriel García Márquez, uno de sus impulsores en América Latina, aparece como un aprendiz a la par de los rojinegros.
Alajuelense anunció oficialmente que jugará los primeros partidos del Apertura en el estadio Ricardo Saprissa y el juego de vuelta ante el Águila de El Salvador.
Realismo mágico puro. Ir a meterse, literalmente, a la cueva del Monstruo es un acto incomprensible por más circunstancias que lo exijan. Aunque hay que reconocer que existían pocas opciones, bien pudieron buscar otras alternativas, como el Rafael Bolaños de Carmelita o el Coyella Fonseca para los juegos del campeonato nacional y contra los cuscatlecos llegar incluso a negociar, en medio de la tempestad, con los brumosos.
Que Alajuelense utilice el Ricardo Saprissa como casa es lo más extraño que le pudo suceder a este equipo, que viene de perder una final y cuya afición, en lugar de encontrar respuestas sensatas, se topa con el torbellino del Realismo Mágico, en el que pueden suceder cosas que normalmente no ocurren en la cotidianidad, como una peste de insomnio o que del cielo lluevan mariposas amarillas, como sucede en Cien años de Soledad.
No encuentro, por más estrecho que estuviera el mercado de canchas alternas, una justificación convincente para que la Liga juegue en el Ricardo Saprissa cuando es sede.
La verdad, si los manudos buscaban sorprendernos por secunda vez en la semana, después de la designación de Fabián Coito como su técnico, lo han conseguido con creces: por más inverosímil y atípico que parezca, el Ricardo Saprissa será la casa de la Liga. Sobran las palabras.