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La Sirenita está triste

           PALESTRA

Rafael Ángel Ugalde

Rafaelangelu@yahoo.com

( Solo para niños)

 Ese día nadie almorzó en el fondo del mar. Un mes atrás el grupo de amigos de la Sirenita asistieron al magno acontecimiento social allá, sobre las olas,: el noviazgo   surgido entre   aquella primaveral princesa  y Pez Vela.

Al fin y al cabo, conversaban la Tortuga y el Tiburón, ambos ya cumplieron los dieciocho años y aprendieron a cuidarse de las flotas  de chinos, rusos,  tailandeses, coreanos, japoneses, que en una sola sentada pescan hasta ochocientas toneladas de alimento.

¡Qué sean muy felices, ¡  Se oyó que dijo  la Tintorera, la pareja sentimental del Tiburón, a los nuevos novios, en medio de los “materiles” propios del fondo del mar  Y es que el Tiburón ese día, hasta sus cotizadas aletas, había peinado con gel fosforescente.

Ser felices y tener abundante hijos allá abajo era la gran ilusión de Pez Vela y Sirenita. Y es que tenían todo para ser felices: Vivían dentro del patrullado  mar costarricense, a su alcance el mejor dormo térmico del mundo y sobre todo amigos. Sí, amigos, que valen siempre más que cualquier dinero del mundo.

Sin embargo, como suele ocurrir, a veces la búsqueda de  la felicidad nos desconcentra de todo lo que acontece a nuestro alrededor, máxime si hablamos del fondo del mar, donde  la vida, sin discusión alguna , dicen que es más bonita.

La pareja desconocía del peligro  que significa la llamada pesca con carnada viva, algo así como una interminable fila de anzuelos  que ahogan toda clase de animales de alta mar. Con  este estilo pretenden cazar el máximo de tiburones para vender luego sus aletas.

En  tan revolucionario invento cayeron  un domingo  “Pez Vela”  “Tuburón”, “Tintorera” y   “Tortuga”. Esta  última, una gente que salía de misa,  la vieron atragantada  luego de desovar en playa Nosara.

Desde entonces la Sirenita está triste, muy triste; viste de negro y se le apagó la sonrisa. En las escuelas  de Guanacaste  el maestro, emprendedor empresario  y diestro con estos anzuelos,  convence   a los futuros ciudadanos de las políticas gubernamentales en pro de la fauna marina, mientras los niños disfrutan de una nutritiva sopa de aleta de tiburón.

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