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La crisis mundial de la salud se agravará por el acceso a los medicamentos

José Eduardo Mora                                                                                                                                                                    eljornal@gmail.com

 

Su libro “La crisis mundial en los sistemas de salud: desde el laboratorio hasta la ama del paciente”, publicado en 2011, es uno de los documentos más valiosos para entender la actualidad en esta materia, que tiene incidencia en millones de personas en el orbe entero.

Durante seis años, Ibis Sánchez–  quien es doctor en genética, es un panameño que emergió gracias a una férrea disciplina de estudio–, rastreó qué sucedía y cómo operan los sistemas de salud del mundo, tanto en países pobres como ricos, y el resultado es un volumen único y de un valor incalculable para las políticas presentes y futuras en este campo.

La investigación la efectuó con el apoyo del mecenas suizo Daniel Morand, lo que le permitió contar con la libertad suficiente para hurgar en una materia sobre la que se ciñen demasiados intereses de diferentes grupos.

Oriundo de Santiago de Veraguas y parte de una familia pobre, en la que todos estudiaron gracias a la inteligencia y al empeño de su madre, Sánchez es en sí mismo un gran ejemplo de superación.

Desde Boston, Massachusetts, Sánchez le contestó a EL JORNAL una serie de interrogantes sobre sus principales hallazgos, entre los que destacan la necesidad de encontrar vías alternativas para que haya un verdadero acceso a los medicamentos, así como la urgencia de que se coordinen políticas diferentes para el sector de la salud.

Gracias a su labor,  Sánchez, quien también es un apasionado de las artes, lo que se refleja en su visión humanista de un tema tan complejo como el de la salud, fue candidato al premio Príncipe de Asturias en el área  científica y técnica en 2012.

He aquí un extracto de la entrevista.

¿Cuáles son, con base en su investigación, los principales cinco factores que causan la crisis del sistema de salud en el mundo?

– El problema de la crisis de  los sistemas de salud del mundo es muy complejo. Y a veces es difícil entender las causas de esa crisis si no se hace un análisis complejo y exhaustivo de la situación. Basado en los resultados de mi investigación, yo diría que los cinco principales factores serían los siguientes, aunque esto varía de país en país y de zona en zona, con mayor o menor intensidad, dado que cada uno de ellos es como una “caja china”, compuestas de cajas cada vez más pequeñas:

  1. En el ámbito mundial el problema primordial es el difícil acceso a los medicamentos debido a sus altos costos. Y no solo esto, existen muchas enfermedades para las cuales no hay tratamientos adecuados, ni cura. A medida que la ciencia se vuelve más sofisticada, se necesita invertir más en investigación y desarrollo, lo cual eventualmente se ve reflejado en un incremento en el costo de los medicamentos, lo que produce un “efecto dominó” en los servicios médicos, y los sistemas de salud mundiales.
  2. El segundo problema es la crisis financiera que confrontan los países en cuanto al financiamiento de los sistemas de salud, el cual compite con los planes de pensiones. Debido a que por lo general los países no crean “reservas” de fondos y existe mucha corrupción  y una alta burocracia en este sistema, la gente joven de hoy tiene que financiar, con sus contribuciones, a la gente mayor jubilada. Con la crisis financiera mundial existente y con el envejecimiento de la población y la prolongación de la esperanza de vida, este problema se hace más evidente.
  3. Otro problema tiene que ver con la falta de prevención, con el monitoreo de enfermedades, con la mala alimentación, falta de ejercicios,  el seguimiento de regímenes de los tratamientos, etc. Y falta de las tecnologías necesarias para un mejor monitoreo de las enfermedades, al igual que el acceso a dichas tecnologías. Habría que agregar a esto, en muchos países, la falta de personal idóneo como médicos, especialistas, enfermeras, camilleros, insumos básicos, hospitales, centros de salud, etc.
  4. La corrupción en los gobiernos, la mala administración de los fondos y de los servicios médicos públicos, la falta de coordinación, organización y liderazgo en dichos servicios públicos, intereses egoístas y partidistas de algunos gremios, y la falta de voluntad política, en el ámbito mundial, para resolver estos problemas.
  5. La falta de adecuada fármaco-vigilancia; y la educación en cuanto a materia de salud y alimentación hace el resto.

  De todos estos factores, el primero, el del acceso a los fármacos, es el más complejo, el más difícil de resolver. Hay que recordar que la creación y producción de medicamentos no es solo algo extraordinariamente complejo, sino que es uno de los mejores negocios del mundo, desde el punto de vista de las ganancias económicas. Estados Unidos es el líder en este campo y el mayor mercado farmacéutico.

Como en este país no hay controles de precios para los medicamentos, el sistema de salud, para las personas que no están en Medicare o Medicaid, es privado; y como existe una gran demanda y consumo de nuevos fármacos, la gente está dispuesta a pagar altos precios por ellos; el problema es que los altos precios y esta demanda es exportada al resto del mundo. Los demás países, sin embargo, no cuentan con los recursos económicos para hacerle frente a los altos costos de los medicamentos nuevos, lo cuales son cada vez más y más onerosos. Así que esto es un problema primordialmente económico, luego científico, entonces político, y finalmente social.

En el ámbito latinoamericano, con las políticas neoliberales de los años ochenta y comienzos de los noventas, en qué campos ha habido mayores retrocesos?

– En cuanto a salud se refiere, pienso que se ha olvidado que la salud es un derecho universal del hombre. También me parece que se ha tratado de copiar ciegamente a los Estados Unidos, sin entender que nuestra historia, nuestra cultura, y nuestras infraestructuras son completamente diversas. Habría que implementar soluciones que estén acorde a nuestras realidades nacionales, no de cuerdo a los países como Estados Unidos.  Y no hay que olvidar que somos países católicos, conformistas, eso sí, pero con una gran sensibilidad humana y conciencia de los problemas del otro.

Se ha fallado mucho en la educación, en la falta de creación de infraestructuras de investigación y desarrollo, en la creación de un espíritu deseoso de comercializar la ciencia y la tecnología,  en la creación de incentivos materiales y financieros para retener el talento nacional, en la creación de universidades y centros y hospitales de investigación, en el fomento de una medicina investigativa, y en la creación de políticas públicas que hagan que todo esto dé resultado. 

Tenemos un gran complejo de inferioridad en cuanto a nuestra capacidad para hacer buena ciencia, y una alta dependencia de los Estados Unidos, sobre todo, y de los países ricos.  Y nuestra mezquindad y falta de solidaridad entre nosotros, hace el resto.

El problema de los sistemas de salud pasa, irremediablemente, por ser un problema político

-No. Como lo dije arriba, es un problema primordialmente económico y financiero y científico, luego político, y luego social.

¿Hay un interés deliberado en los países que tienen sistemas de salud sociales, respaldados por los Estados,  en privatizarlos?

-Por supuesto, pero esto está lejos de ser la solución. Como hemos observado el problema básico es un problema mundial: creación y desarrollo de medicamentos. Ese es el común denominador en todas la naciones del mundo. Los incisos B,C,D,E, de la primera pregunta, son mucho más fáciles de resolver con inversión y voluntad política.  Así que los países de todo el mundo deben unir fuerzas y dialogar y buscar una estrategia viable para resolver este problema de los medicamentos primero. El interés deliberado por privatizar los servicios de salud estatales tiene a veces mucha relación con intereses personales de enriquecimiento rápido (e ilícito), y poco con la salud y el bienestar del pueblo.

¿Cómo hacer para que los Estados sean más eficientes en cuanto a los sistemas de salud?

-Como expuse arriba, los gobiernos mundiales tienen que abrir el diálogo en cuanto al problema de los fármacos y comprometerse en invertir en educación investigación y desarrollo, creación de infraestructuras, entes reguladores de medicamentos, ensayos clínicos, etc.

Luego, hacer una lista de los problemas que tienen, de sus necesidades, de los pros y los contras, de su presupuesto, etc., con miras hacia el futuro, para entonces hacer una reforma sistemática de los sistemas de salud estatales, de manera viable y sostenible. Este es un problema de Estado y las soluciones tienen que ser a largo plazo. Se necesita mucho ahorro, eliminación de todo lo innecesario en la burocracia administrativa, pagos hechos a tiempo, organización y liderazgo.

En relación con la pregunta anterior, hábleme, por favor, de un par de casos de América Latina, ¿si le es posible?

– Panama: un país con mucho dinero, pequeño, con baja densidad de población, con todos los contactos del mundo, con acceso a grande tecnología, y con un pésimo sistema de salud. Causa: lastre de una alta corrupción por décadas, falta de voluntad política para implementar cambios y falta de educación.

Brasil, Méjico y Argentina: Países con grandes problemas socioeconómicos, pero con gran potencial, al igual que Chile, para el desarrollo de la ciencia, el cual podría servir de modelo para otros países de la región. El caso de Cuba es interesante desde el punto de vista del valor que se le da a la medicina y a la ciencia.

En su libro plantea que hay un gran problema de acceso a los medicamentos. ¿Qué rol juegan en ese sentido las farmacéuticas?

– Como lo dije arriba es crucial.  La creación de fármacos está entre los tres mejores negocios del mundo, junto con las comunicaciones y el petróleo. Las casas farmacéuticas enfrentan una de las crisis de productividad más profundas en 150 años de historia; y el hecho de que entre 2011 y 2016 estos conglomerados farmacéuticos perderán aproximadamente $200 billones en ingresos, debido a la expiración de patentes, acentúa esta crisis.

Como resultado todas las casas farmacéuticas de una u otra forma se han consolidado para hacerle frente a la situación, y algunas están recortando su presupuesto de investigación y desarrollo, lo cual es lo peor que pueden hacer; pero esta estrategia traerá más problemas a mediano y largo plazo, y ninguna compañía ha creado un nuevo modelo de negocios.

 Las compañías farmacéuticas gastan excesivas cantidades en mercadeo, promoción, en salarios de ejecutivos, y en “manipular” a algunos médicos a través de viajes, vacaciones, regalos, etc.  Todo esto tiene un gran impacto en el precio de los medicamentos, y en los sistemas de salud globales. Y al fin y al cabo, usted y yo pagamos por eso. Esto tiene que cambiar con urgencia, por el bienestar de todos, empezando por las casas farmacéuticas mismas.

¿Los genéricos vendrían a ser una solución para los países en desarrollo?

– Según la Organización Mundial de la Salud, los genéricos podrían resolver entre el 90 al 95% de los  problemas de los países en vía de desarrollo. Ahora bien, hay que decir dos cosas: primero, en la mayoría de estos países en vías de desarrollo, los fondos para comprar medicamentos son bien limitados, y los gobiernos se ven en la penosa necesidad de elegir entre ayudar a muchos pacientes con genéricos o salvar la vida de unos pocos con medicamentos caros. Y por supuesto se elige la primera ruta. Segundo, las casas de genéricos no innovan, y el problema es que las enfermedades infecciosas y no infecciosas están desarrollando resistencia a los medicamentos tradicionales. Y eso es un gran problema. La única forma de hacerle frente es a través de la innovación, la cual demora tiempo en realizarse, requiere de mucha inversión y coordinación de esfuerzos, y voluntad global de reconocer su importancia e invertir en ella.

¿Qué conoce del sistema de salud costarricense, en el que la Caja Costarricense del Seguro Social, considerada la principal institución del país, entró en una severa crisis, admitida como tal, tan solo hace año y medio?

– Lo que publicaron los medios, sobre la gran deuda, por más de $ 800 millones, que ha acumulado el gobierno con dicha institución a lo largo de los años, la gran burocratización de la institución, actos de corrupción y mal manejos de sus fondos, etc. Sin embargo, Costa Rica no es el único país donde esto se da o se ha dado. Pasa y ha pasado en otros países latinoamericanos, en Europa y los Estados Unidos, donde ciertos individuos creen que los fondos de salud y de pensión son un tipo de pastel para una fiesta privada, sin importarles la salud y la vida de las demás personas.  Este tipo de acciones no solo llama a una seria disciplina fiscal, si no a reformas inteligentes, eficaces, y con miras hacia el futuro, y a que esa gente termine tras las rejas.

Tiene una formación humanista por excelencia, ¿influyó esa visión en el desarrollo del libro?

-Eso es cierto, sin esa formación humanista, esta investigación jamás se hubiera dado, ni tampoco se hubiera podido escribir un libro de tal envergadura. Porque el problema de la salud no solo tiene que ver con  economía, ciencia, medicina, política, etc., es algo con matices históricos, sociológicos, y culturales también. Y se requiere de una mente abierta y flexible que pueda ver todas las sutilezas en este gran engranaje, y desde diferentes ángulos.

 ¿Hay esperanza, de nuevo con base en su investigación, para que los más pobres tengan acceso a la salud, en momentos en que hay severa crisis en Europa, Estados Unidos y una tendencia similar en América Latina?

– La esperanza es lo último que se pierde. Y yo pienso que todo comienza con la educación. Pero se necesita mucho diálogo, coordinación,  disciplina, y buena voluntad por todas partes para que ello se efectúe.  Países como Panamá y Costa Rica son privilegiados por muchas razones y necesitan invertir más en educación, investigación y desarrollo, en el mejoramiento y creación de infraestructuras, en prevención y monitoreo de enfermedades y ejercicio físico y buena alimentación, en más y mejores hospitales, mejores servicios, más personal médico y técnico, más tecnología, mejores universidades, mejores salarios, atención a la mala práctica médica, y mayor igualdad social.

El doctor en genética Ibis Sánchez hizo una extraordia investigación que plasmó en su libro "“La crisis mundial en los sistemas de salud: desde el laboratorio hasta la ama del paciente”.

 

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